Por Florencia Guerzovich y Paula Chies Schommer
¿Qué habilidades y destrezas podemos co-crear con la generación de colegas que están llamados a liderar cambios sistémicos en el siglo XXI?
En 2022, la Escuela Latinoamericana de Abogacía Comunitaria y Activismo Jurídico nos invitó a plantearnos esa pregunta, ofrecer una respuesta inicial y experimentar con un grupo de jóvenes activistas de la región. En este blog compartimos nuestra experiencia.
Nuestra respuesta a la pregunta de la ELAC fue Activismo como Catalizador de Cambio Sistémico – un curso que testeamos en los últimos meses de 2022 -. Nuestro punto de partida fue que producir sociedades más justas, inclusivas e igualitarias (“o generar el cambio que queremos ver en el mundo”) supone un rompecabeza gigante y continuo en el tiempo que ningún actor en el estado o la sociedad civil puede resolver por sí solo. Ese rompecabezas es un sistema compuesto por una multiplicidad de actores, instituciones y procesos. Una composición hecha a partir de múltiples prácticas, de ensayo y error, idas y venidas, logros y frustraciones.
Muchas veces romantizamos al activista: un héroe que normativamente está del lado correcto de la historia y cuyos supuestos mas intimos no deben ser cuestionados. Nos olvidamos de situarle como agente de cambio en sociedades complejas donde co-existe con agentes que viven en distintas prácticas, instituciones, objetivos, culturas, lealtades y que muchas veces, son necesarios para generar el cambio que queremos ver en el mundo. Esa diversidad genera fragmentación y barreras (y la oportunidad de problematizarlas y/o derribarlas) para ser más efectivos como agente de cambios. En nuestra experiencia, esa diversidad también genera alguno de los dilemas estratégicos que sistemáticamente le quitan el sueño a activistas que enfrentan decisiones críticas para avanzar su misión sobre temas como prioridades, diálogo, coordinación y/o colaboración con otros actores, inclusive dentro de la sociedad civil.
Durante su campaña a la presidencia de Brasil en 2022, por ejemplo, Lula da Silva popularizó una relectura de una frase del educador Paulo Freire, que ilustra uno de esos dilemas: “de vez em quando a gente precisa estar junto com os divergentes para combater os antagônicos”. Pero para eso tenemos que permitirnos pensar, ¿cuándo es de vez en cuándo? ¿para qué? ¿con qué divergentes? Para muches activistas la “virtud revolucionaria” de convivir e, incluso, de convocar, aprender con y coproducir con los diferentes para ser más efectivos, puede ser una situación más cotidiana, aunque no necesariamente más fácil de lo que imaginamos cuando romantizamos un héroe.
La historia del activismo de derechos en América Latina está llena de este tipo de liderazgos. Están los miembros del movimiento sanitarista que infiltraron el estado autoritario e introdujeron cambios graduales en Brasil. Muchos miembros de la sociedad civil aceptaron el desafío de ser funcionarios públicos de las transiciones democráticas de los 1980s en Argentina o de México y Perú años más tarde. Muchos de ellos, como sus colegas, osaron pasar del otro lado en el siglo XXI, y son considerados traidores por los antiguos aliados.
Aunque los desafíos de la función pública nacional parezcan muy distintos de los que enfrenta un activista que tiene la osadía de fortalecer la colaboración entre distintos actores en una escuela cualquiera de República Dominicana, o en un proceso de pavimentación de una ciudad Brasileña, en el fondo hay puntos comunes. Gilberto Gil, músico y ex-ministro de cultura en Brasil, contó que el paso por la función pública y la posesión de un instrumento de realización política lo obligó a aprender a elegir y priorizar.
Tenemos que usar los ejemplos de figuras visibles como Lula y Gil porque en otros lugares, estas anécdotas generalmente se comparten en confianza, entre bambalinas. No se documentan, celebran o discuten de forma abierta. Historias y capacidades que se aprenden y desaprenden de generación en generación. La norma es que de ese tipo de liderazgo y lo que conlleva, no se habla. Y si de eso no se habla y sobre eso no se reflexiona, de eso no se aprende. Nuestro curso tiene una playlist, que co-construimos, y empieza con la canción Pra Melhorar.
Cuando pensamos este curso supusimos que si las historias se repiten son más que anécdotas; hay patrones. Quizás, vale la pena aprovecharlas para empezar a mapear las tensiones sobre las que tenemos que reflexionar con otros agentes de cambio. Esa reflexión es un capital para que cada une pueda considerarlas cuando define su propio estilo de liderazgo y caminos de largo plazo, a medida que ejerce esa agencia. Y sabemos que les activistas ejercen esa agencia en contextos y organizaciones que pueden ser distintos en el largo plazo – muchos navegan el sistema en su vida.
La propuesta de nuestro curso fue compartir, de forma estructurada, muchas de esas historias – teníamos la suerte de conocer un libro producido con historias narradas por sus protagonistas, gracias al apoyo de la Fundación Ford, ¡hace 20 años! Lo usamos para pensar las realidades de activistas sentados del otro lado del zoom. ¿Cómo, dónde, cuándo y porqué diferentes activistas toman decisiones? ¿Cómo se ajustan a su contexto (el local, el nacional, el sectorial, el global y sus conexiones)? ¿Qué preocupaciones conectan al activista trabajando en un espacio cívico nacional que se cierra, con el que trabaja en una escuela en la que ese espacio cívico todavía está abierto y que pasa cuando ese contexto cambia (o nos permitimos ver sus grises)? ¿Qué aprendieron de sus éxitos y fracasos, inclusive sobre elles mismes? Y a partir de esas reflexiones preguntarnos ¿Qué podemos aprender nosotres sobre cómo funciona el “sistema” en el que queremos catalizar cambios? ¿Qué quiere decir todo esto en relación a cómo pensamos, nos capacitamos y actuamos en el corto, medio y largo plazo para el cambio sistémico en los temas que actuamos en América Latina en el siglo XXI?
Nuestro objetivo no era descubrir LAS respuestas correctas que aplican a todos los casos – no creemos que existan sin contextualización – pero sí desarrollar nuestras formas de entender el cambio y el activismo como parte de un sistema complejo, identificar esos patrones que aplican a distintos tipos de escenarios, momentos claves y desafíos, y desarrollar capacidades que son relevantes para analizar y tomar decisiones para contribuir al cambio sistémico a medida que avanzamos nuestros caminos.
Un viaje de descubrimiento
Aprendimos mucho en este periodo, en interacción con jóvenes activistas de varios países de la región y en la construcción del propio curso. La lista que compartimos abajo no es exhaustiva.
- Menos slogans, más interpelación práctica. “Cambiar sistemas” está de moda en el activismo progresista (Aston 2022). Hay muchas maneras de definir un sistema. Pero aún hay poco aprendizaje sistemático sobre cómo navegar un proceso complejo que requiere equilibrios. Este equilibrio implica tener, simultáneamente, suficiente pensamiento estratégico para ser articulado efectivamente, pero no tanto que supone una idea de control sobre los resultados, que es ilusoria (Ricigliano 2020). El liderazgo para resolver los problemas del siglo XXI, muchas veces, supone trabajar en el límite de nuestro conocimiento y práctica, aceptar nuestra incertidumbre, adaptarnos y administrar riesgos hoy y en el tiempo (Wenger-Trayner y Wenger-Trayner 2021). Por eso, es una alegría cuando nuestros alumnes empezaron a contarnos cómo y porqué una lectura o una discusión les interpelaba directa y personalmente. Una sonrisa, cada vez que escuchamos de alguien: “este punto me interpela, me obliga a pensar sobre algo que me importa, pero antes ni siquiera me planteaba pensar”. Y esa interpelación puede tener que ver con muchas cosas, por ejemplo porque mi organización usa determinadas estrategias y la tuya otras, o porque yo soy la que siempre argumenta por principio que es mejor ser precavidos y no colaborar con el estado cuando mis colegas evalúan otras opciones. La interpelación puede tener que ver con pensar estratégicamente opciones de acción frente al espacio cívico que se abre o cierra con la elección de un presidente o frente a un fracaso en el corto plazo que se puede resignificar para un proyecto de largo plazo.
- Historias de agentes de cambio como punto de partida – pero necesitamos producir otras, nuevas historias. Las lecturas y videos que usamos como punto de partida para cada conversación eran historias personales. Funcionaron para abrir la conversación y generar un vínculo entre los participantes. Si el objetivo es enfocar en los agentes de cambio, sus decisiones y sus límites – este es un punto de entrada valioso. Uno de los temas más abstractos que tratamos de abordar fue cómo usamos nuestra relación con el tiempo en nuestras estrategias, cuál es nuestro horizonte temporal, si tenemos expectativa de ir rápido o despacio, si consideramos los esfuerzos de los que nos precedieron y de los que vendrán después como parte de nuestro trabajo (muches activistas de derechos humanos en la región seguro pensaran, como nosotras, en Carlos Nino y su analogía: construir como si trabajaramos en una catedral). ¿Combinamos agencia y estructura como si el tiempo fuera rey o lo podemos negociar? Las historias ayudaron a conectar con la montaña rusa de emociones durante el proceso constitucional chileno, las elecciones en Brasil, el inicio de un nuevo gobierno en Colombia y a poner en perspectiva el trabajo diario en muchos otros lugares. Y esto mostró una realidad: hablamos mucho de la región, pero conocemos poco de la historia reciente de otros países de la región.
No hace falta enmarañar en discusiones conceptuales sobre qué es un sistema, ni profundizar y conectar todos los componentes del sistema para crear aprendizaje social valioso, para transformarlo. Los conceptos y las teorías son útiles pero no siempre tienen que ser la estrella. Suponemos que la experiencia sería mejor si tuviésemos en la mano una mayor diversidad de historias de activistas para usar. Ahora sabemos que valdría la pena la inversión en producirlas y tenemos intuiciones sobre qué tipos de historias sirven para generar habilidades y capacidades de agentes de transformación sistémica como los que vienen a ELAC, para que puedan pensarse más estratégicamente.
- Enfocar en el momento de decisión y no en las decisiones. Muchas veces nos preguntan si es productivo aprender de otros contextos geográficos y temporales. La respuesta es un sonoro SÍ. Nuestro curso buscó usar ejemplos de los dilemas para traerlos a la luz y dejar que les participantes los conectaran a sus realidades. Así, una colega viviendo la transición presidencial en Colombia en 2022 y sus repercusiones para la organización de la sociedad civil, pudo verbalizar preguntas y nuevos desafíos a partir de ver sus dilemas reflejados en las historias de otros, 20 años atrás. Aunque la primera reacción de quien está frente una ventana de oportunidad en el corto plazo parece ser vincularse con historias de ventanas, mientras que quien está hoy frente a la reducción del espacio cívico parece tener una conexión más inmediata con historias de quienes estuvieron en sus zapatos. La “magia” para pensarnos como agentes de un sistema complejo en el tiempo parece empezar cuando nos damos cuenta de que otres, con historias largas de activismo, a veces están en un escenario, a veces en otros, y a veces en los dos. Como parte de un grupo de gente comprometida con generar capacitación más adecuada y efectiva para la nueva generación de activistas, esta es una hipótesis sobre la que queremos aprender haciendo.
- Lo que no buscamos fue hacer revisionismo y/o discutir qué decisiones deberían haber tomado activistas en el pasado, o qué nos gustaría prescribir hoy para que otres transformen el sistema en nuestro ideal normativo o técnico – o sea, lo que se choca con el contexto y no viaja. Nuestro foco son otras habilidades.
Trabajamos entre el cambio y la continuidad. En la región tenemos muchas riquezas de conocimiento y experiencia y no las aprovechamos, un cierto desperdicio. Esto nos anima a ampliar iniciativas de intercambio y construcción colaborativa en la región. Tenemos mucho más para pensar y procesar, testear el método. Como dijimos, estamos pensando cómo seguir y profundizar el camino.